Durezas y callos: ¿cuándo son solo una molestia y cuándo hay que tratarlos?
¿Te has mirado los pies y has visto zonas engrosadas, amarillentas y un poco duras? Son muy frecuentes, sobre todo si pasas mucho tiempo de pie o usas calzado poco adecuado. Aunque muchas veces solo resultan incómodas, otras pueden convertirse en un problema que requiere atención podológica.
Hoy te contamos cómo distinguir una simple dureza de un callo problemático y qué puedes hacer para mantener tus pies sanos.
¿Qué son las durezas y los callos?
Aunque a veces usamos ambos términos como sinónimos, hay algunas diferencias:
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Durezas (hiperqueratosis):
Son capas de piel engrosada y endurecida que aparecen por presión o fricción constante, generalmente en la planta del pie o alrededor de los talones. Suelen ser más amplias y menos profundas. -
Callos (helomas):
Son engrosamientos más localizados y profundos, que pueden tener un núcleo que presiona las capas internas de la piel. Aparecen en zonas de presión más concreta, como sobre los dedos o en el borde lateral del pie. Suelen doler más que las durezas.
¿Por qué aparecen?
La piel crea estas capas protectoras como respuesta natural a un exceso de presión o roce. Las causas más habituales son:
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Calzado demasiado ajustado o rígido.
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Caminar con zapatos que no amortiguan bien.
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Alteraciones en la pisada o deformidades (juanetes, dedos en garra).
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Actividades que generan mucha fricción (por ejemplo, ciertos deportes o trabajos de pie).
¿Cuándo son solo una molestia?
Si notas una pequeña dureza que no duele y no te impide caminar, en principio no es grave. En estos casos, bastan medidas sencillas:
✅ Hidratar la piel a diario con cremas específicas.
✅ Usar un calzado cómodo que no provoque presión excesiva.
✅ Aplicar limas o piedras pómez suavemente, siempre con precaución.
¿Cuándo hay que tratarlas?
Conviene consultar con un podólogo si:
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El callo te produce dolor al caminar.
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La piel se inflama, enrojece o se agrieta.
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Notas sensación de presión intensa, como si clavase una piedra.
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La dureza reaparece una y otra vez pese a cuidarla.
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Tienes diabetes, problemas de circulación o neuropatías: en estos casos, cualquier lesión en los pies puede complicarse.
¿Cómo podemos ayudarte en consulta?
En Clínica Merchán realizamos un tratamiento podológico profesional y seguro:
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Deslaminamos la dureza o callo con material estéril, eliminando la capa de queratina sin dañar la piel sana.
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Si es necesario, aplicamos descargas de fieltro o silicona para aliviar la presión.
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Valoramos si existe un problema de pisada y, si lo hay, estudiamos la posibilidad de plantillas personalizadas.
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Te indicamos pautas de cuidado diario para que no vuelvan a aparecer.
Consejos para prevenir durezas y callos
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Usa zapatos adecuados: con buena amortiguación, que no presionen los dedos ni rocen.
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Mantén una buena hidratación diaria del pie.
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Cambia de calzado si notas zonas de roce.
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No intentes cortar las durezas en casa con objetos punzantes.
Si tienes dudas o notas que la molestia va a más, no esperes a que se convierta en un problema. Un podólogo puede ayudarte a eliminar el callo con seguridad y evitar que vuelva a salir.
¿Quieres pedir cita o valorar tu pisada? En Clínica Merchán estamos aquí para cuidar tus pies con un enfoque profesional y cercano.