Si tengo artrosis, ya no hay nada que hacer – Un mito frecuente que merece desaparecer
Este mito, además de falso, puede ser peligroso. ¿Por qué? Porque lleva a muchas personas a resignarse al dolor, renunciar a actividades que disfrutan o limitar su vida diaria sin necesidad. La realidad es muy diferente, incluso en casos de artrosis avanzada, la fisioterapia y el ejercicio terapéutico pueden reducir el dolor, mejorar la movilidad y aumentar significativamente la calidad de vida.
La artrosis es una de las patologías más comunes en consulta, especialmente a partir de los 50 años, aunque también aparece en personas jóvenes, deportistas o personas con historial de lesiones.
En este artículo te contamos por qué este mito está tan extendido, qué es realmente la artrosis, y cómo el movimiento —bien guiado— es tu mejor aliado.
¿Qué es realmente la artrosis?
La artrosis (o osteoartritis) es un proceso degenerativo que afecta al cartílago de las articulaciones. Con el tiempo, ese cartílago se desgasta, pierde grosor y elasticidad, lo que provoca:
-
Dolor (sobre todo al mover la articulación).
-
Rigidez matutina.
-
Inflamación ocasional.
-
Chasquidos o sensación de “roce”.
-
Limitación de movimiento.
Las zonas más afectadas suelen ser:
-
Rodillas
-
Caderas
-
Manos
-
Columna vertebral
-
Tobillos
Aunque se trata de un proceso crónico, eso no significa que sea irreversible en cuanto a síntomas. La artrosis no siempre avanza, y muchas personas viven muchos años con ella y prácticamente sin dolor gracias a un buen tratamiento.
¿Por qué existe el mito de que “la artrosis no tiene solución”?
Porque durante muchos años se entendió la artrosis como un desgaste inevitable asociado a la edad, algo “natural” contra lo que no podía hacerse nada. A esto se suma:
-
Una cultura que asocia dolor articular a “envejecimiento normal”.
-
Antiguas recomendaciones basadas en el reposo.
-
Falta de información sobre los beneficios del ejercicio terapéutico.
-
Creencias heredadas: “le pasa a todos”, “es lo que toca”, “con la edad todo se estropea”.
Hoy sabemos que el dolor no depende solo del estado del cartílago. De hecho, personas con mucha artrosis en radiografías pueden tener poco dolor, y al revés. Esto demuestra que la artrosis no es sinónimo de incapacidad. Y, sobre todo, que sí hay mucho por hacer.
Spoiler: la artrosis no se cura… pero se controla, y MUY bien
Es importante decirlo de forma clara:
✔ No podemos “regenerar” completamente el cartílago dañado
✔ Pero sí podemos mejorar muchísimo los síntomas, la función y la movilidad
¿Cómo? A través de:
-
Ejercicio terapéutico
-
Fortalecimiento progresivo
-
Trabajo específico de movilidad
-
Técnicas de fisioterapia
-
Educación en el manejo del dolor
-
Cambios controlados en la actividad física
-
Pautas en el día a día
Este enfoque reduce el dolor, mejora la estabilidad de la articulación y frena la progresión de la artrosis.
La fisioterapia, una aliada imprescindible en la artrosis
Cuando una articulación duele, los músculos que la rodean tienden a “apagarse”: se tensan, pierden fuerza y dejan de controlar bien el movimiento. Esto genera más desgaste, más inflamación y más dolor.
La fisioterapia rompe ese círculo vicioso.
✔ Técnicas manuales
Relajan musculatura, reducen sobrecargas y mejoran la movilidad de la articulación.
✔ Movilización articular
Ayuda a lubricar la articulación y reducir la rigidez, sobre todo cuando hay limitación de movimiento.
✔ Terapias complementarias
Radiofrecuencia (diatermia), punción seca, neuromodulación, electroterapia… Todas pueden ayudar a reducir el dolor y mejorar la respuesta al ejercicio.
✔ Ejercicio terapéutico individualizado
Es el mayor pilar del tratamiento. Un fisioterapeuta te guía para trabajar fuerza, movilidad y control motor sin aumentar el dolor.
✔ Educación para el movimiento
Aprender cómo moverte, cómo levantar peso, cómo caminar o cómo adaptar tu actividad diaria es una parte crucial del tratamiento.
El ejercicio terapéutico, tu mejor medicina contra la artrosis
El ejercicio es, probablemente, la herramienta más efectiva jamás estudiada para el manejo de la artrosis.
Fortalece la musculatura, mejora la estabilidad de la articulación y disminuye el dolor.
Y lo más interesante es que funciona incluso cuando:
-
Hay artrosis avanzada
-
Hay dolor crónico
-
Hay rigidez
-
Hay poca movilidad
-
Hay sobrepeso
-
Hay miedo al movimiento
¿Por qué funciona tan bien?
Porque cuando los músculos están fuertes, la articulación sufre menos carga.
Porque el movimiento lubrica el cartílago.
Porque mejora la circulación y reduce la inflamación.
Porque el cuerpo aprende a moverse mejor.
Porque disminuye la sensibilidad al dolor.
No hablamos de hacer deporte sin control, sino de ejercicio adaptado, progresivo y supervisado.
¿Qué tipo de ejercicio ayuda más?
Depende de cada caso, pero en general:
✔ Fuerza específica
El gran protagonista. Fortalecer cuádriceps, glúteos, músculos del core, del hombro…, según la articulación afectada.
✔ Movilidad suave
Estiramientos activos, trabajo de rango articular, ejercicios de control.
✔ Ejercicio aeróbico de bajo impacto
Caminar, bici estática, elíptica o natación.
✔ Propiocepción y control motor
Para mejorar la estabilidad y reducir compensaciones.
La clave es progresar poco a poco y evitar el reposo prolongado.
La articulación se vuelve más fuerte cuanto más se mueve.
Pero me duele cuando me muevo… ¿debo parar?
El dolor no siempre es una señal de daño. En la artrosis, muchas veces es una respuesta de protección del cuerpo.
Se trabaja con una regla sencilla:
Dolor tolerable y que no empeora en las horas posteriores = ejercicio adecuado
Dolor fuerte, punzante o que dura más de 24 h = ajustar el ejercicio
El objetivo no es eliminar el dolor de un día para otro, sino ir recuperando función y tolerancia al movimiento.
La importancia de no caer en el reposo
El reposo prolongado es uno de los peores enemigos de la artrosis.
Favorece:
-
Más rigidez
-
Más debilidad muscular
-
Más dolor
-
Más limitaciones
-
Más dependencia de fármacos
Por eso, el mito de “mejor no moverme” debe desaparecer.
La evidencia es clara: la artrosis mejora cuando te mueves.
Sí hay mucho que hacer contra la artrosis
La artrosis no es el final de nada.
No significa resignarse al dolor ni renunciar a una vida activa.
Hoy sabemos que:
✔ El movimiento es la mejor herramienta
✔ El dolor puede reducirse, aunque el cartílago esté dañado
✔ La fuerza muscular es clave para proteger la articulación
✔ La fisioterapia mejora la movilidad, la función y la calidad de vida
✔ Incluso en casos avanzados hay grandes márgenes de mejora
Así que, la próxima vez que escuches o pienses el mito “si tengo artrosis, ya no hay nada que hacer”, recuerda:
Sí hay mucho que hacer. Y el camino empieza moviéndote.