“Si estoy mayor, no puedo mejorar”, un mito que debemos dejar atrás
A menudo escuchamos frases como “yo ya no estoy para eso” o “con la edad es normal estar así”. Y aunque es cierto que el paso del tiempo trae cambios naturales en nuestro cuerpo, también es cierto que nunca es tarde para mejorar. De hecho, la fisioterapia geriátrica puede marcar un antes y un después en la calidad de vida de las personas mayores.
¿Qué es la fisioterapia geriátrica?
Es una rama de la fisioterapia enfocada en prevenir, tratar y mejorar las condiciones físicas propias del envejecimiento. Está diseñada para adaptarse a cada persona, independientemente de su edad, condición física o nivel de autonomía.
A través de un tratamiento personalizado, se trabaja en aspectos clave como:
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Fuerza muscular
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Equilibrio y coordinación
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Flexibilidad
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Dolor articular y movilidad
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Prevención de caídas
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Reeducación postural y de la marcha
¿Por qué es un mito pensar que “ya no se puede mejorar”?
Porque el cuerpo tiene una capacidad de adaptación increíble, incluso con el paso de los años. Numerosos estudios y nuestra experiencia clínica demuestran que una persona de 70, 80 o incluso 90 años puede recuperar fuerza, mejorar su equilibrio y volver a hacer cosas que había dejado de hacer por miedo o limitación física.
Muchas veces, no es la edad lo que limita, sino el sedentarismo, el dolor mal gestionado o el desconocimiento de que hay herramientas para mejorar.
¿Qué beneficios puede notar una persona mayor con fisioterapia?
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Se reduce el riesgo de caídas y fracturas.
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Mejora la movilidad y la autonomía para actividades cotidianas.
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Se controla mejor el dolor crónico, como el de rodillas, caderas o espalda.
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Aumenta la confianza en los movimientos y se pierde el miedo a caminar o moverse.
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Se mejora la calidad del sueño, la digestión y el estado de ánimo gracias al movimiento activo.
En Clínica Merchán creemos en el envejecimiento activo
Por eso ofrecemos programas de fisioterapia adaptados a cada persona, sin importar la edad. La meta no es hacer más de lo que toca, sino poder seguir haciendo lo que te gusta sin dolor ni limitaciones: pasear, jugar con los nietos, cocinar, salir con amigos o simplemente moverte con libertad.
No lo olvides: si estás mayor, sí puedes mejorar. Solo necesitas el acompañamiento adecuado.