“Tengo una hernia, no puedo moverme”: Mitos sobre la lumbalgia y la hernia discal
Cuando alguien recibe el diagnóstico de una hernia discal o sufre un episodio de lumbalgia, es muy común escuchar frases como: “Tienes que hacer reposo”, “No te agaches”, “Evita cualquier esfuerzo” o incluso “Olvídate del ejercicio para siempre”.
Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?
La realidad es que, con los conocimientos y herramientas que tenemos hoy en día, el miedo al movimiento es uno de los mayores enemigos de la recuperación. En este artículo queremos ayudarte a entender qué es realmente una hernia discal, por qué no siempre es sinónimo de gravedad, y cómo la fisioterapia activa puede ser tu mejor aliada.
¿Qué es una hernia discal?
Entre cada una de nuestras vértebras existe un disco intervertebral, una especie de «almohadilla» que actúa como amortiguador y permite el movimiento de la columna. Cuando uno de estos discos se desplaza o se rompe, puede presionar los nervios cercanos y causar dolor. A esto se le llama hernia discal.
Puede aparecer en cualquier parte de la columna, aunque la zona lumbar (parte baja de la espalda) es la más común. A veces causa síntomas como dolor irradiado a una pierna (lumbociática), hormigueos o debilidad muscular.
Mito: “Tengo una hernia, ya no puedo hacer ejercicio”
Uno de los mayores mitos que rodea a la hernia discal es que la persona afectada debe guardar reposo absoluto. Esto no solo no es cierto, sino que puede empeorar la situación.
La ciencia ha demostrado que el reposo prolongado ralentiza la recuperación, debilita la musculatura que da soporte a la columna y puede incluso aumentar la percepción del dolor.
En cambio, el movimiento adecuado, controlado y progresivo, guiado por fisioterapeutas, es fundamental para mejorar la funcionalidad, reducir la inflamación y evitar recaídas.
El papel de la fisioterapia activa
En Clínica Merchán trabajamos con un enfoque funcional y activo de la lumbalgia y la hernia discal. Nuestro objetivo no es solo aliviar el dolor, sino recuperar la calidad de vida del paciente y que vuelva a moverse con confianza y seguridad.
¿Cómo lo hacemos?
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Evaluación ecográfica y funcional para conocer el estado de la musculatura profunda y la movilidad.
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Activación específica del transverso del abdomen, músculo clave en la estabilización de la zona lumbar.
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Ejercicio terapéutico personalizado, adaptado al estado del paciente y su evolución.
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Técnicas avanzadas como neuromodulación no invasiva, diatermia o electrólisis percutánea (EPI) si hay zonas con dolor persistente o afectación muscular.
¿Y si el dolor es muy fuerte?
Es normal tener miedo al moverse cuando el dolor es intenso. En estos casos, trabajamos primero en modular el dolor y calmar la zona afectada, para después pasar progresivamente a una fase activa de recuperación. El tratamiento es siempre individualizado y ajustado a las necesidades de cada persona.
En resumen…
Tener una hernia discal no significa que no puedas volver a moverte, hacer ejercicio o vivir sin dolor. Tampoco todas las hernias requieren cirugía, de hecho, la gran mayoría se recuperan con tratamiento conservador.
La clave está en el movimiento, no en evitarlo.
Si tienes dudas, dolor persistente o miedo a hacer ciertas actividades, te escuchamos. En Clínica Merchán podemos ayudarte a entender tu cuerpo, a confiar en él y a recuperarte con un tratamiento profesional, seguro y cercano.